Cerré mis ojos y ví tu tristeza
enmascarada, moribunda, callada... Bajo una tenue luz que agoniza y tiembla de dolor que gime y grita al mismo tiempo...
Sos basofia, sos mediocres, sos cobardes, sos torturadores de hombres, ancianos, mujeres y niños, sos el más deplorable y asqueroso argumento de una sociedad inicua...
¡Oh, poderoso Dios! ¿Por qué callas? Oh, enigmas del destino incierto que construyó el hombre en su ignorancia, oh mañana, sin mañana, acerca la luz, que viene el día de júbilo de gloria de paz y libertad...
El glorioso coro sonará y se escuchará hasta la eternidad, oh amado padre, mira el dolor, mira la sangre y la angustia, mira la tristeza, mira como caminan y vagan los niños y los hombres entremezclados entre la basura y el hambre, entre el frio hiriente de la noche, que se aleja.
Mira señor a éste y tantos pueblos devastados en el vicio, en el camino desierto de días enteros, con sus respectivas noches, mirando sus pies descalsos, cayados y quebrados, moldeados en el frío suelo de la noche...
Cierro mis ojos y mi corazón agoniza, entre la hora y la brisa, se me escapa la sonrisa.