Toque de seda
se le dan a los poemas,
como aquellos autores
que tanto anhelan;
anhelan que su mensaje llegue
a los corazones de la gente
que más pueda.
Preguntándose a veces,
si quien lo ha leído
comprendió y le entró por las puertas
aquella escritura de ayer.
Preguntándose otras veces:
¿la persona detrás le ha tocado
por sus circunstancias?
¿habrá sentido como sentí yo o parecido?
Pero el poeta no calla,
aunque preguntas tenga.
El lápiz con ganas agarra
cuando un pensamiento nuevo
aparece, y escribe con musa
gracias a las señales que le llegan.
Leé lo suyo y de otros
y nuevamente piensa:
si se expresa con facilidad y destreza
para que alguien entienda esa nota
que con el alma escribió.