Cantó la tarde a tempo en el ocaso;
la noche, dominante y majestuosa,
sepulta al día y ella se abre paso
luciendo bajo el cielo victoriosa.
Jardín de sombras, fría madrugada;
abrazas con tu llanto a las estrellas,
pues sabes bien que el alba inmaculada
querrá bañar de luz tus negras huellas.
El día en su sepulcro resucita
luciendo esplendoroso entre su albura;
el sol, lleno de magia, deposita
su beso entre los labios de natura.
Crepúsculos se van, mueren auroras.
Se va el tiempo corriendo con las horas.