Francesco Alaniz

Disyuntiva

En el suplicio de los días

transita el alma mía,

aún en los momentos de más alegrías,

transcurre entre la dicotomía 

de lo real y la fantasía,

mi existencia,

que va más allá de las filosofías.

 

Inicua e inocua,

la forma deformada,

concurrente y recurrente,

desgastada en lo incipiente,

entre el combate sin punto de retorno,

en el rescate de lo irrisorio,

ahí deambula el espíritu.

 

Sucumbir es diluir,

coexistir desde la agonía 

que implica el precio del placer,

pues el morir en vida es el costo

que cobra el libertino vivir.

 

Vacíos de profundidades abismales,

de insaciables impulsos,

acertijos tratando de resolverse a través 

de un desdén incalculable ,

que erosiona al ser,

mutilando su perspicaz sensatez,

embriagándole con sobredosis de excesos,

cuyos efectos son un espejo 

en donde se refleja la conciencia.

 

Todo esto que voy cargando,

imperdonable sería,

no considerarlo una gracia,

de almas que escogidas 

para ser pulidas, 

superan el peso de la ignominia,

transmutando el dolor en fortaleza,

surgiendo belleza en medio del caos.