Un día quedaré solo.
A solas con mi tristeza
donde nadie pueda verme.
Tan solo con mis poemas
entre las sombras, inerme,
igual que un pájaro enfermo
que sin remedio se muere
soñando levantar vuelo.
Y cuando otra luz asome
por un frío horizonte de promesas,
ya no me hallará escribiendo,
porque ya, seré de tierra.
Será irrelevante el nombre,
el éxito y la riqueza...
Entre efímero y pueril,
tan solamente seré
cenizas entre la yerba.
Y cuando el viento me sople,
yo, viajaré en su calesa
tirada hasta el infinito
por dos caballos de niebla.