En el armario guardas un sendero.
Quizás una pasión, o una promesa,
y el barro de la vida, que no cesa
su búsqueda de amor con pie ligero.
Oculta tu cartón aquel primero,
el de la juventud y la sorpresa.
También ese dolor que te atraviesa
y lastra cada día, hasta el postrero.
Como un cofre repleto de memorias:
los instantes felices, los ingratos...
todos pasan por ti formando historias
camino del olvido. Son relatos
que no se contarán como victorias
si no dejan sus huellas tus zapatos.