Estoy frente a un espejo y no me reconozco
en este rostro que aparece delante de mí,
cuyo semblante da una tristeza de otoño
con lágrimas de una lluvia de un día de abril.
Una parte de mí arrastrándose en el lodo
con un espíritu ya no dispuesto a combatir,
mientras el tiempo que lo fue llevando a todo
y solo quedó una soledad donde poder vivir.
Rodeado estoy por este círculo vicioso
donde ya es poco lo que me queda descubrir,
donde mi tedio humano lo ha alcanzado todo
y solo me aburre demasiado volver a estar así.
Estoy frente a mí definitivamente solo
sin poder de mí responsablemente huir,
sabiendo que todo lo he vivido a mi modo
y ¡a mi modo será también mi manera de morir!