Sátiro,
El viento tocará,
Tus cabellos de lira,
Y cándidos rubies,
El cielo adornarán,
Mientras la flores,
Sucumben de su ira,
Celosas, de ti...
Puesto que, el mar,
Te forjará un abrigo,
Desde su excelsa espuma,
Hasta el susurro altivo,
Con que tus ojos suelen hablar...
Y, cuando por fin,
Te apunten los luceros,
Cual alfileres vivos,
Los dioses veneraran,
tu aulladora sombra,
Mucho más allá del eros...