Con celo y fe Sevilla lo venera
alma de bronce y corazón ardiente
de los alcázares guardián ferviente
vigía que su feudo defendiera.
Custodio de María Luisa fuera
y la Torre Del Oro refulgente,
reflejado en el río permanente
emerger de sus aguas pareciera.
Espía de los lienzos de Murillo
de sombras y tinieblas centinela,
Coloso que la lluvia no amedrenta.
Germinados de rayos y candela,
rugen vientos rozando al Giraldillo
que danza y vibra, al son de la tormenta.