El llanto que el tiempo ensordeció.
La estadística miente:
Un minuto es sexagenario.
La gestación de su hijo,
Una fracción de segundo,
nació después de doscientos veintidós mil vidas.
Y se volvió semanas, meses,
sexagenario,
Del árbol genealógico jamás visto.
En blanco y negro autoral:
No se registró ni una sola lágrima.
El auge de la objetividad:
El dolor cuantificado,
La nueva unidad de medida.
Los niños no hierven,
no mueren, ni gritan,
no lloran en clases de Historia.