No me rompes, me rompo solo,
mis fragmentos son versos aislados
de tu último poema, trozos abnegados
dispuestos a recomponerse por sí solos.
No me matas, muero solo,
mi muerte es un chivo expiatorio
colmado, ya quisieran otros este purgatorio
donde cobijar corazón sin protocolo.
No me dejes, ya me dejo solo.
Dejo mis temores y continuamente surco
el cielo de Ícaro bajo tu sombra…
No te vayas, permíteme estar sólo,
contigo solitaria… ¡Tontos absurdos!...
Oh! Nuria, en este vuelo, soy alondra…
“Alondra”
(Humilde homenaje a D. Gerardo Diego, maestro del que siempre querré ser alumno.)
Arleco 2011