Salvador Galindo

Asonada

Un octubre sin fin fue abortada nuestra promesa

Un octubre sin fin fue evadido todo significante

Un octubre sin fin fue extinguido el tiempo

se perpetuó la bilis y se propagó la peste.

Un octubre sin fin no hubo sacralización

Un octubre sin fin fue usurpado el espíritu

Un octubre sin fin fue disuelto el sentido

El palacete y la estatua de los significados

Se quemó la ciudad y con ella el alfabeto de nuestra historia.

De nada sirvieron las palabras conjuradas en la noche

De nada sirvieron los rituales al fulgor de la belleza

Demasiado sudor nos empañó el destino

Demasiada pasión nubló la intentona

Por revertir el curso satánico del poder

Miramos a sus ojos y las grietas de su espejo

Penetraron en nuestra mirada

Ebria de ánimo disolvente

Tuerta de tanta redundancia

De tanto vigilar al adversario en las calles

De tanto alentar la dialéctica en las sombras

De tanto impulsar la inquina, a diestra y siniestra

y escarbar entre los muertos

Para profanar, una y otra vez, el grito de la eternidad.