Hace ya dos centurias
te hartaste patria mía
del yugo materno fijado
acosando tu rebeldía.
Eran fuertes sus azotes
sangraba tu costado
parecía tu destino atado
al sosiego de invasores.
Mas antes de doblegarte
y perpetuar la victoria
de quien quiso humillarte
te alzaste llena de gloria
fuerte quitaste tu cruz
¡bendito el cielo, tu luz!