GDA

AL UNIR NUESTROS CORAZONES

Tus pasos se marcan
en mi mente y ahí se quedan,
¡ay!, que no arremetan
mis deseos en su desesperación
-para no ausentarme-,
antes que yo pueda sucumbir
lejos de las bendiciones
que has de concederme
al unir nuestros corazones.