Revolviendo en el pasado,
para escapar de la amnesia,
hete aquí que me he topado
con la antigua controversia
generada, algo normal,
sobre una hermosa canción
que ganó en un festival,
en concreto Eurovisión.
Fue el año sesenta y seis
de la centuria anterior,
quizá algunos me diréis
que milenio está mejor.
Un austríaco emergente,
Jürgen Udo Bockelmann,
Udo Jürgens, brevemente,
que, cantando en alemán,
salvo el título en francés,
siendo su autor y cantante,
ganó con “Merci Chérie”,
una canción elegante.
En el mismo festival
participó Raphael,
por entonces un chaval,
(nació en el cuarenta y tres),
que defendía cantando
el tema “Yo soy aquel”,
del gran Manuel Alejandro,
bordándolo; ¡bien por él!
El hispano triunfalismo
por favorito le daba,
mas no opinaba lo mismo
el público que votaba.
Conocido el resultado
que algunos tachan de injusto
me alegré, porque que el jurado,
coincidía con mi gusto.
Pues bien, hubo comentarios
de españoles por el mundo,
profiriendo insultos varios
contra el tema del gran Udo.
Y hablando de la evidente
injusticia cometida
con la canción excelente
por Raphael defendida.
El chauvinismo en exceso
obnubila la razón
y, en vez de juzgar el seso,
quien juzga es el corazón.
La canción de Raphael
quedó séptima al final,
seis por delante de el,
fue un poco injusto quizá,
mas de ninguna manera,
salvo que lo haga un majara,
puede afirmarse que fuera
injusto que Udo ganara.
Udo Jürgens escribió
más de mil bellas canciones
y de sus discos vendió
algo más de cien millones.
Tras declararse fan suyo,
Matt Monro hizo famoso,
“Walk away”, un tema de Udo
perfecto, maravilloso,
Udo, su autor y cantante,
que fue entonces su rival,
la cantó dos años antes,
en el mismo festival.
Revolviendo en el pasado,
hallé esta instructiva joya.
El chauvinismo infundado
nos convierte en gilipollas.
© Xabier Abando, 24/07/2024