El ocaso de mi vida,
es un techo que se quema,
última etapa suprema,
de actitud comprometida;
una puerta de salida
oportunidad extrema,
la validez de aquel lema:
no hay esperanza perdida;
es la fe que no vacila,
fundamento del amor
hacia la felicidad;
el manantial que destila
dulce cariño hecho fulgor:
camino a la libertad...