Mía por ser yo quien navega por tu figura, reclamando cada punto cardinal de tu universo.
Por ser yo, quien a puros roces de dedos y besos, logra conquistar el fuego que arde en tu vientre.
Y por ser yo, quien sin penetrarte, provoca perfección en el caos erótico que se derrama por tu sexo.
Porque no son gotas, son tempestades las que descienden en medio de tus piernas.
Porque te hago temblar hasta el alma en la agonía de tus orgasmos.
En medio de tantos espasmos, sobre mi hombría en una desatada cabalgata o mordiendo la almohada, siempre logras llegar al cielo sin tener que usar alas...
Eres mía porque tus ojos así me lo gritan.