Cuando la daga de tu boca me apunta
yo me corto, por dentro, a pedacitos.
¡Sangro amor!
¡vomito amor!
salivo las palabras
y se me hacen río los ojos de mirarte.
¡Te quiero más que siempre, mujer mía!
y despierto por vos cada mañana.
y adoro la salsita de tus labios
para mojar mi pan de amor hasta saciarme.