Saulo García Cabrera

De amarillo vestías.

 

 

De amarillo vestías,
en la tarde azulada,
y en tu pelo prendida,
una flor recién cortada.

Flor que tomé prestada
de un jardín cercano,
la coloqué en tu cabello
y tú tomaste mi mano.

Es el recuerdo más bello,
de un encuentro enamorado,
que guardo aquí adentro,
como un tesoro sagrado.

Tu mirada y tu sonrisa,
y mis manos en tu pelo,
colocando aquella flor,
en una tierna caricia.

Así se inicia…
el recuerdo de una flor,
que en el tiempo se ha encargado,
de unirnos más en nuestro amor.

Quiero que sepas,
que siempre te he amado,
y ese primer encuentro,
en mi corazón está guardado.

©Saulo García Cabrera
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