Hernán Mejía Silva

REPROCHE

Rompe ligeramente el brillo de la noche,

con su palidez de luz neón,

es el canto hueco y lejano,

de algún acordeón.

 

María Eugenia*, tú me miras desde la rambla,

cantando, “es mejor ser aire”,

himno vehemente y ufano,

digno de tu barbarie.

 

Cuantos velos rebela aquel desenlace,

un azul de medianoche, para el delirio,

un rojo de otoño, para el trance,

una luna sugerente y se vuelve un martirio.

 

Eres aire porque te escucho a lo lejos,

distante que me atrevo a enamorarme,

¿De qué exactamente?, de lo roto e incompleto,

pues mi corazón no es viento; es fusiforme.

 

Te describo por extrañarte en la obscuridad,

me alejo en la noche, libre de mí,

que sin mayor encono, te vi,

horrible reproche de melancolía y soledad,

justo hoy, en mi despedida, nos ponemos a platicar.