Es la respuesta,
Padre, hijo y Espíritu Santo.
El Padre
que sabe lo que no daría
por su hijo.
Hijo
la visión de la búsqueda
por la identidad.
El Espíritu
trata de permanecer inquebrantable
para trascender la muerte.
Permanecer en ellos
y lograr el equilibrio
de una vida completa y plena.
Un Padre verdadero
que no abandona
que acompaña y permanece
por sobre todas las cosas,
que no existe odio en el,
jamás podrá negar el perdón,
siempre nos escucha
está cuando lo buscamos
y viene cuando lo llamamos
Dios Padre
y todo hombre debiera imitarlo.
Un hijo con la fuerza del Sol
de andar la vida
de ver todo, de saber todo
ansioso como el viento
que no se detiene.
Dios hijo
y todo hombre debiera imitarlo.
Un Espíritu que existe en el respiro
que lo piensas y sientes en el corazón
lo cuidas toda la vida.
Que trasciende tu cuerpo
la carne, tus huesos.
Sin fronteras, sin paredes
sin cadenas
un grito que sientes
que llega al universo.
Que siente la felicidad infinita
y tristeza
con un dolor que te quita
el respiro, el aliento.
Dios Espíritu
y todo hombre debiera imitarlo.
La respuesta esta
en la Santísima Trinidad
y la búsqueda de ser
Hombre Padre,
Hombre Hijo
y Hombre Espíritu.