Ella se creía que yo era su cajero
automático, solo dinero me pedía,
pero le hablaba de trabajo.
Me decía que no podía porque, podía
perder sus encantos.
Hoy que estás fuera de mí ,
no sé que le pasó.
Que su belleza no está en su cuerpo y,
anda con dos bendiciones que le
lloran, que conmigo no quiso tenerlo.
Yo estoy fuera de su alcance, por no
apreciar a este tonto que la quiso tanto.