Mauro Enrique Lopez Z.

Aquella tarde

Aquella tarde que llegaste enojada , la 

tomaste conmigo; según tú porque, la 

plata que yo ganaba no te alcanzaba 

para tus fantasías.

Como vivía arrimado 

en la casa de tus padres, como ellos 

no estaban aprovechaste para botarme 

a la calle.

 Tomé mis cuatro ropitas, como 

estaba esperando unos días para irme 

a trabajar solo llamé al capitán 

del barco.

 El simplemente me dijo no 

te preocupes anda al barco, toma tu 

camarote y, descansa que mañana nos 

vamos.

 Que alegría me dió y, agredecí 

a mi Dios por no desampararme.

Hoy tengo una vida de bendiciones 

y, tú como me llamas que vuelva a casa,

 que fue un error hechame y, dice que 

me extrañas.

 No sé a quién extrañas 

a mí o, a los cuantos pesos que me 

gano.

Hasta tengo un ahorro para 

construir una casita; ahí viviré cómodo 

y felíz sin escuchar tus amenazas,

que si no te doy dinero me botas de tu casa;

En hora buena que estoy fuera de 

tú alcance para ser felíz.