Aquella tarde que llegaste enojada , la
tomaste conmigo; según tú porque, la
plata que yo ganaba no te alcanzaba
para tus fantasías.
Como vivía arrimado
en la casa de tus padres, como ellos
no estaban aprovechaste para botarme
a la calle.
Tomé mis cuatro ropitas, como
estaba esperando unos días para irme
a trabajar solo llamé al capitán
del barco.
El simplemente me dijo no
te preocupes anda al barco, toma tu
camarote y, descansa que mañana nos
vamos.
Que alegría me dió y, agredecí
a mi Dios por no desampararme.
Hoy tengo una vida de bendiciones
y, tú como me llamas que vuelva a casa,
que fue un error hechame y, dice que
me extrañas.
No sé a quién extrañas
a mí o, a los cuantos pesos que me
gano.
Hasta tengo un ahorro para
construir una casita; ahí viviré cómodo
y felíz sin escuchar tus amenazas,
que si no te doy dinero me botas de tu casa;
En hora buena que estoy fuera de
tú alcance para ser felíz.