Te adoré y amé ciegamente, porque
me dejé engañar por tu sonrisa.
Hoy que comprobé de tu falsía,
cómo me arrepiento y, rezo para que
mi Dios me ayude a sacarte de
mi mente.
Espero que poco a poco
te vayas de mis pensamientos y, así
tener una vida normal, tiernamente
y dormir plácidamente. No tenerte
ni en mi sueño porque, hasta en ellos
lo hago, que me mientes mujer.