Podría hablar de pétalos dorados,
de mil primaveras brotando en el viento,
o de antiguos jardines donde el alma
se engalana con la luz de la sakura,
bajo un cielo pintado en suaves rosas,
donde la brisa murmura secretos
de torres que lloran líquenes tiernos,
susurros de Babilonia y su magia,
donde el tiempo se detiene en mil noches.
Mas hoy, mi pluma se rinde a tu esencia;
soy un iluso viajero, como el niño
que busca en el infinito lo que ama,
perdido entre flores que nunca conoceré.
En este vasto mundo de belleza,
donde florecen millones de rosas,
solo tú, en mis días de alboradas,
brillas con un fulgor que embriaga mi ser;
mi única y sagrada rosa,
mi luz, mi destino, mi hogar.