Te quiero.
Agreste, divina, cómica,
con tu propia estética.
La belleza de los demás, esa belleza ajena
en la que todos se pierden,
no te pertenece.
Es un hogar prestado que te rechaza,
con el mismo aire viciado que respira,
y lo sabes.
Es tu nueva estrategia para alejarte de la soledad,
y yo lo sé.
Pero negra, mulata, mestiza,
eres más que la belleza común,
más que eso que
todos desean poseer.
No derrames el almíbar al viento,
no invites a las mismas moscas que siempre rondan tu dulzura.
Eres más que la confusión para esos insectos,
eres única,
un tesoro,
no comida para vulgares.
Frustrados de un mundo que no te mereces,
eres una diosa.
Así que no comprendo
la necesidad de ser como los otros,
comunes,
presos de sí mismos.