LA BELLEZA EN UN SUSPIRO
Tú,
de pie,
deleitando a la audiencia con tu voz.
Yo,
un poquito por detrás,
sentado,
como siempre situado
a un nivel más bajo,
pero a tu lado.
¿Quién da más?
De pronto…
se cuela por la ventana
una brisa de verano
fresca y liviana,
y ese vestido suave, vaporoso,
que te envuelve,
cobra vida.
Lo mismo que el mar
en un día tranquilo
acaricia la playa y se va,
la tela de tu vestido,
apenas me muestra tus formas,
-tus sinuosidades-
tiende a quedarse flotando,
como un náufrago esperando
volverte a alcanzar.
¡¡Sensualidad!!
Yo,
Incansable buscador de la belleza
dondequiera que se encuentre,
confiando ingenuamente en atraerla
a mi insólito regazo,
pocas veces he sentido
su aliento tan de cerca.
Mientras tanto…
Tú,
pequeño gigante,
ajena a tu propio milagro.
Tu discurso,
no recuerdo.
¿Qué más da?
Es lo menos importante
pues con tu sola presencia
a este atento distraído
ya lo tienes con-vencido.
LUJITAR (16-12- 22)