Mirando mi figura en el espejo
sentí un frio de repente
pienso que la muerte no está lejos
y eso al solo verme se presiente.
La imagen que vi reflejada
no es ni la sombra de lo que fui
ahora luzco nariz achatada
después de tener griego perfil.
Lucía hermosos lentes
esos que usan en tardes playeras
pero sentí tristeza de repente
al ver que eran mis ojeras.
De aquel brillo reluciente
que lucía mi dentadura
ya no queda ni el mínimo diente
por eso me veo de cara dura.
Mi frente con más olas que la playa
mi cuello parece un acordeón
por eso este desgaste tan canalla
llena mi vida de preocupación.
Aquella cabellera lustrosa y trigueña
se ha degradado tanto, tanto
que ahora lo que queda son dos greñas
y para colmo de males de color blanco.
Mi mirada luce ensombrecida
y ya no ve ni las siluetas,
ahora tengo las cuencas hundidas
y el área facial llena de grietas.
Quise de repente quedarme quieto
y retirarme del espejo lentamente,
pero pude en el fondo ver un esqueleto
con su presagio triste y elocuente.
Como yo me siento de primaveras
yo no sé porque me quejo
mañana temprano iré a la vidriera
y sin más ni más me compro otro espejo.
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