Durante años he huido del dolor
contando pájaros en su vuelo.
encerrándolos en jaulas de piedra y
cadenillas de ortigas amarillas.
En sus silbidos he adivinado el amanecer, el atardecer y sus misterios.
Me he rodeado de aire, de plumas y de sus cantos.
He hecho míos sus miedos, revoloteos e infinitos.
Con ellos he visto ese horrible espacio
que destruye dioses, duendes y hadas.
Hemos visto volar imágenes con colores de lejanías
y en sus alas azules la esperanza que también se iba.
He seguido sus danzas locas una mañana fría,
les he visto tejer sus nidos con ruidosa algarabía
me he vestido también de sus silencio como
murmullo invisible en tus labios desconocidos.
P SABAG, palabras para el otro lado del mar