El ocre otoñal me confunde,
Me arruina ciertas creencias,
Me arruina la exuberancia,
Me persuade la amarga hojarasca
Retorcida bajo las sombras
Lánguidas ramas peladas de hipocresía,
Bajo el sol tenue de una tarde cualquiera
Nubosa y fría, suspicaz recelosa,
Que late por entre sombríos pensamientos
Declinados de un verano olvidado.
Y las formas se enredan al sutil viento,
Y vuelan y se desprenden de nuestros
Sentimientos inculpados, despeñados
Por el precipicio de le nauseabunda
Ética desplomada, avasallada, subestimada,
Pisoteada por el pragmático inframundo
¡Y una vez más, el otoño sepulta la decadencia!