Antonio Machado se inclina despacio
en tus manos ofrece un verso sencillo
“Tus palabras,” susurra, “son flor y sendero,
un farol encendido que alumbra el pasillo.”
Gustavo Adolfo Bécquer, con su alma serena
te entrega sus rimas en canto suave
“Tus sueños,” te dice, “como brisa ligera
acarician la vida y la elevan tan grave.”
Y Cernuda, en el exilio, te deja su viento
“En ti hallo refugio y encuentro lugar,
tu voz es la huella de un tiempo sincero
que canta lo eterno y nunca se va.”
Desde el puente de Triana resuena el aplauso
en la Alameda te celebran con palmas y amor
“Rosario,” proclaman los bardos del barrio
“Tu poesía late como un nuevo tambor.”
Las calles de Sevilla repiten tus versos
como olas que rompen al Guadalquivir
“En cada palabra florece esperanza
y el arte se encuentra dispuesto a vivir.”
Poetas y gitanos levantan la copa
ofrecen sus coplas en tono inmortal
pues en tu escritura Sevilla es eterna
su duende, su fiesta, su esencia total.
Eres faro en la noche y albor de la aurora
los poetas del sur te siguen en calma
tu tinta es camino, verdad y reflejo
una herencia que nutre la luz y el alma.
Entre azahares brota la vida sincera
y cada palabra que dejas brillar
es un homenaje, Rosario apreciada
que siempre en Sevilla sabrán recordar.
Así, de sus voces se alza este canto
un tributo de amor que no morirá
pues poetas y pueblo unidos proclaman:
¡Rosario en tus versos Sevilla siempre vivirá!