Salvador Galindo

Egregor

Piensas como quiere que pienses

A través del vacío de lo que celosamente amas

Y de lo que obtusamente conoces.

Aloja en la noche de las mentes

Evitando que una luz conspire en su intersticio.

Entonces sueñas con el sueño de la razón

Pero no hay monstruo allí que configure tu imaginación

Porque no hay un afuera de su pensamiento.

A medida que la calle se hace huella, y sus pasos delinean tu sombra

Se va abriendo una abertura, una abertura insondable

Por la cual conjura las maldiciones de lo desconocido.

Piensas como quiere que pienses

Así lee en tus ojos el nicho, la hondonada

En donde resbalan los espejismos de su propia visión

No puedes separarlo sin separarte a ti misma

Pero en cambio me invocas, creyendo así abstraerte

Y sublimar la totalidad del mundo que te rodea

Cuando no soy sino un remedo de tu propio deseo

Que es el deseo de lo que él mismo engendra

Indescifrable, ignoto hasta decir basta

Hasta decir la palabra y el silencio que nos regresará nuevamente

A la grieta del espejo de la cual venimos

Y de la cual germinó este prisma apasionante

Que no es otra cosa que la verdad quebrada

Ante sus ojos sin dirección.

Piensas como quiere que pienses

A través del vacío de lo que celosamente amas

Y de lo que obtusamente conoces.

Aloja en la noche de las mentes

Evitando que una luz conspire en su intersticio.

Entonces sueñas con el sueño de la razón

Pero no hay monstruo allí que configure tu imaginación

Porque no hay un afuera de este pensamiento

Y no hay ya totalidad que sueñe

Con el ocaso de su propia nada.