La muerte está tan segura de su victoria
que nos da toda una vida de ventaja
un susurro de sombras en la memoria
donde el tiempo se desliza y se desgaja.
Nos ofrece risas, abrazos y sueños
en el vaivén del día, su danza ligera
y en cada instante, sus dulces pequeños
nos recuerda que nada es primavera.
Así vivimos, entre luces y sombras
creando historias que el viento lleva
sin saber que al final, la verdad asombra
pues todo lo vivido es solo una prueba.
La muerte nos espera, pero no apura
nos deja un legado de risas y llanto
y en la fragilidad de la vida dura
hallamos el valor de cada encanto.
Así que brindemos, sin miedo a la nada
por lo que somos y lo que seremos
que aunque la muerte sea la última jugada
en el juego de la vida, ¡aún somos!