Absorto,
contemplo las figuritas del tele-mundo.
Pájaros, con bocas de fuegos,
escupiendo sobre las ventanas del país.
Planos archi-estrujados por la realidad virtual;
basura cibernética anexada a la oferta,
del súper pollo, ¡¡a todo color!!
Espacios publicitarios, estrellas de televisión,
sujetos-objetos, que no se cansan de ofertar.
Así, vegeto con los sentidos obtusos de estelares:
millares de ofertas audiovisuales,
múltiples híbridos y probetas,
que pasan piola, desde el tragaluz del mundo,
directo a mi cuarto,
donde coexisto con una pantalla,
que me inunda de soledad.
Sobrevivo aferrado al cable,
observando -a través del tecnológico lente de vídeo-,
consumiendo paracetamol del alma,
que no cuestiona el mundo.
Soy sujeto-objeto de este tiempo,
en busca de una identidad social,
en el hipermercado del confort,
donde se me valora, sólo por mi capacidad de compra…