Si ves en la mesa un pan bien preparado,
con queso fundido y jamón reluciente,
te advierto, colega, que pienses prudente,
pues este festín ya está reservado.
Mi hambre no juega, lo tengo guardado,
y quien se lo lleve, lo paga al instante,
seré como un tigre feroz y amenazante,
dejando al ladrón sin pan y asustado.
No es cosa pequeña, es mi gran trofeo,
mi bocadillo es gloria del mediodía,
el fruto sagrado que tanto deseo.
Así que cuidado, no tientes la suerte,
que aquí la ley dice—y lo repito al día—:
¡quien toque mi pan se enfrenta a la muerte!
Han tenido un amigo que llega a la casa sin ver invitado y que arrasa con todo lo que se puede comer o tomar? De esos que dicen: \"Pasaba por el vecindario y he decidido pasar a saludar\" y siempre puntuales a las horas de comer? Pues yo tengo un par de amigos de esa puntualidad y uno de ellos apenas saluda dice: Y que tenemos para comer hoy? Y por lo regular aparece en fines de semana y por ello estoy preparado y reservo comida que pronto desaparecerá .