Yo siempre te he querido,
dorada y bronce,
como a una manecilla
de oro y de peltre;
yo siempre te he querido,
lozana y gracil,
como a la primavera
desnuda y frágil.
Yo siempre te he querido,
desde mis noches,
como a la aurora rubia
que me enternece;
yo siempre te he querido,
desde mi porche,
como a la luna inmensa
y resplandesciente.
Yo siempre te he querido ...
... como el amante,
callado y tembloroso,
saciado con tu duende,
JOSE ANTONIO GARCIA CALVO