Andy Lakota👨‍🚀

NO HAY T EN LAS ACERAS.

No quiero parecerme ni ser ni transformar.

Si lo transformo en adjetivo abandono

Lo que soy y no quiero flores

Antes de tiempo, estas, cortadas,

Solo huelen a nada de la existencia 

Y opacan lo que soy - soledad- ella

Y yo de sonrisas.

Alamedas sí, pero no de angosto

Parecerse a un botafumeiro y ser

Entre tantos confirmar viciado aire.

No tengo ni deseo cien letras para

Multiplicar, pero sí el abecedario 

A mi disposición sin eso que profesan

Los dictadores.

¿Quién puede afirmar que la encina

Padece tristeza?

¿Quién puede decir que el río reniega

Su nacimiento?

No padezco, como la encina;

Siempre nazco, como el río,

Ese goce no quiere voces que no saben

Adonde van, si es que van para no venir,

Y si vienen, es cosa humanoide.

Las aceras comen la estela y se parecen

A las libélulas: hermosas en su vuelo

Pero implacables en hache dos ó.

No me parezco, ni soy, ni transformar 

Mi óvulo en abstracto trazo de gasolina;

Soy siempre amante del cielo

No divorciado, de la vocal acentuada

Que dicta sin ser tirana.

No quiero, ni querré; la divinidad del ser

Es propia e intransferible, esa colada

No necesita jabón porque cuando 

Se ama el barro se justifica 

La cerámica.