Niña hechicera,
tú que te vistes de rosa,
tú que luces princesa,
tú que siempre te ves bonita,
tú que miras llena de encanto.
Tú, con tus ojitos
que me llenan de ternura,
tú, tan bonita,
con tu inocencia y tiernas miradas
que me atrapan.
Tú que plantas en mi mente
el deseo de amarte y quererte
cada día,
mi niña, mi regalito de Dios
que me ha dado.