El céfiro peregrinó los sombríos escondrijos de la dolencia,
Ajando los espacios que testigos fueron
De talantes sin alma
Que se disiparon en el perenne de la entelequia.
¡Sofocan de las almas su penar los salmos celestiales!
¡Que fúnebre el paraje donde moran las quimeras traicionadas!
Marcha en afonía el último anhelo
Cual Penitente de la eterna memoria
Que busca su morada,
La fosa en la cual sosegar
Las última huella de su alma
Los últimos mendrugos de su corazón.
EDGAR TORRES
1980 - ….