Argentina se hunde,
lanza el último aliento con olor a mar,
la patria desgranada
ya no dá batalla,
ya no queda nada
la gente navega en Narnia.
Desde mi ventana puedo ver
la sangre caer
en finos hilos de ira
retorcidos de dolor.
Mágicamente espero
se libere la canción
na na, nanana, na
que suena en la estación
improvisada coerografía estudiantil
que atacan sin compasión.
Los ríos serán humanos
sin pan ni humanidad,
marcharán en su inocencia
con esperanza sin final,
y cuando la cruda realidad
los estampe contra el techo
conoceran el hecho de vivir
en sociedad.
Aunque separados crean estar
enredados quedarán
retorcidos en la maraña
de seres aplastados por la realidad.