Mirándome a los ojos, en ese cálido espejo
veo historias que se tiñen de epopeyas
Lagrimas que evocan gritos desgarradores
Fe, que se hace una bestia temible
Y la mano que me otorga, otra victoria más
Ya no queda más, el tiempo llegó
A poner todo esto sobre la mesa
y volver a la rima en el papel