Que nostalgia no poder ver las nuevas crecientes del río
Las nuevas flores que en los campos emergerán;
Los cardos, las cordias y los cefirantes
Que melancolía no poder ver los nuevos amaneceres
Tan iguales a la vista y tan distintos
Como la noche y el día, como el orden y el laberinto
Que tristeza no poder reconocer tus labios
y la calidez de tus manos entre las gentes
Que tristeza este cuerpo abandonado,
estas venas vacías, este montón de huesos
Que tristeza quedar apartado del bullicio mundanal
Después de todo, el silencio no es tan cómodo