La memoria es el hogar de los que ya no están
donde sus risas flotan como estrellas en la bruma
un refugio de ternura que el tiempo no desarma
cada recuerdo un susurro, un abrazo en el alma.
Aunque el cuerpo se aleje, el amor perdura
en el rincón profundo de un corazón herido
sus voces resplandecen, llenas de dulzura
tejiendo un lazo fuerte que jamás se ha ido.
Los caminos que recorrimos son ecos suaves
en la brisa que acaricia, en las sombras del atardecer
en cada lágrima brota la fuerza que nos lave
pues recordar es una danza, un canto a lo vivido.
Así, con el corazón abierto, seguimos adelante
sintiendo su presencia en cada paso sincero
aunque la distancia duela, el amor siempre es constante
un faro en la tormenta, una luz que no es primero.
No hay noche oscura que el amor no pueda iluminar
y en esa luz, encontraremos el coraje para seguir adelante
sabiendo que el amor es capaz de vencer a todo
incluso al dolor más profundo, siempre será el legado.