Te advierto que he llegado a besar
los labios del infierno
para decirte, por última vez,
te quiero.
Hoy, sólo soy lo que te quiero.
Sólo eso. Tal ha sido mi desasosiego,
mi compromiso.
Así, éste ha de ser mi
último poema.
No quiero preocuparme más
por recuerdos olvidados.
Lo que tengo, lo único que me queda,
es cierta intensidad en la mirada,
y no quisiera quedarme, (nadie lo quiere), a oscuras,
quedarme ciego.