Al alba alzó el vuelo, el Águila calva,
cuando mis sueños desaparecieron,
tras batir sus alas al viento,
esparciendo por el campo las malvas,
como mi sangre cuando mi corazón hirieron.
Ríos se tiñeron de rubí carmesí,
al desangrarse; igual que una vez lo hizo
el amor que sentí por tí,
abandonado en la ilusiones del verano,
esfumose como si tratarase de un hechizo.
Por eso me siento tirano,
si es que no lo soy o lo he sido,
si tan solo un beso tuyo hubiese sentido,
seguro que en tu Panteón estaría cual dios Romano.
Caminaríamos juntos, asidos por las manos,
el afán de amar y ser amado, hubiera terminado,
buscando en el cielo o en las estrellas una señal
pero ni el sol, ni la luna, la dan; ambos permanecen arcanos,
como tu número de telefono que pudiste brindarme en las manos.
Cuando el amor vuelva a tocar a mi puerta,
el Águila que voló regresará a su nido,
majestuosa e imponente, de donde nunca debió haber salido
mas sin embargo tú, a esas instancias, para mi corazón estarás muerta.