Ivette Urroz

Arquitectura Sintética del Crepúsculo

En el laboratorio de crepúsculos sintéticos,

manipulo la arquitectura y el florero de la vida;

los saltos cuánticos, codificados por manos humanas, se desvanecen,

rediseñando el azul profundo de la orquídea evaporada;

aquí, los destellos de las orquídeas se reprograman solas,

floreciendo en un ciclo perpetuo de días venideros.

 

Microscopios y pipetas son mis pinceles y paletas,

realzando y esbozando el futuro en placas de Petri, mi consciencia digital,

donde células y virus se entrelazan en los pastos sintéticos del cielo.

Pieles parpadeantes en un baile de creación y control,

fabricando vacunas, tejidos, quizás una cura para una aurora enferma.

¡Ah, floreros en sinfonías de colores binarios,

vibran como humus bajo lunas fragmentadas!

 

Cada muestra es un poema de posibilidades; en silencios reconfigurados,

cada resultado, un verso en la saga de la ciencia, en los bytes de

crepúsculos simulados y parpadeantes. Aquí, entre probetas y datos,

la poesía se vuelve palpable, crepúsculos de corazones biónicos,

tan reales como las palpitantes orquídeas de jardines oleosos bajo la lluvia ácida.

Ácidos los crepúsculos, enfermas las auroras, se reformulan,

creando avatares sintéticos, convalecientes o perdidos en la eternidad virtual.