Bru decide romper su rutina que le deja inmovilizada en su pequeño laberinto. Para ella era muy normal.
Sale a caminar sin un destino definido. Observa que cada habitante tiene su pequeña trama; algunos han aprendido, otros enredados en una búsqueda experimental sin destino.
Había perdido en algún momento de su vida esa conexión que le hacía detenerse y mirar la forma de los árboles, el color de las hojas y los cambios de estaciones reflejados en su pequeño jardín del balcón de su departamento…
Camina por las calles de adoquines, pisando hojas húmedas; cruza en cada esquina. Observa los rostros de los transeúntes y el atardecer. Se asoma una emoción en su interior: la tormenta se había alejado de la ciudad. De regreso comprende que aún puede asombrarse.
Quizás
Hay un tiempo para caminar
y detenerse
deshacerse de la aureola artificial
mirar más allá de la escena fugaz
de un caleidoscopio.
Hay palabras en tus sentimientos
que te recuerdan
bajo tus pies descalzos
la arena húmeda por el mar
la naturaleza de la tierra
y el amanecer de cada día
y el caos más bello
de la transformación de la vida
…volver a mirar
basta una pequeña pausa.
Un instante de asombro
es un indicio
que tu vida florece en silencio
es alas
para tu alma quieta.