No diré tu nombre
ni el eco de tus labios en mi piel,
no diré que te amo
como quien calla el fuego,
ni que este amor escondido
me quema las manos
cuando intento olvidarte.
No diré que tus ojos,
como lunas solitarias,
me persiguen en la noche,
ni que me duelen los sueños
cuando no encuentro tu rostro.
Este amor secreto,
tan mío, tan nuestro,
lo guardo en la sombra de mi pecho,
allí donde la tierra
ya espera su promesa,
donde el silencio tiene voz
y la muerte no pregunta.
No diré tu nombre,
lo ahogaré en la última palabra
que nadie oirá,
como quien se calla para siempre
y aún así, vive ardiendo.
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QUERIDÍSIMA MUJER DE MIS ANHELOS
Ríes colmada al verme llegar
con mi parsimonia
tejiendo ramilletes de caricias
y para tu lecho, pletórico y lozano
un nacarado con mis pleitesías.
En un costal secreto
tiernas palabras
de mi pecho enamorado
y zarcillos de susurros
para colgarte canciones
de amor para tus oídos.
Si me ves llegar, trayecto
pasiones para regalarte
y entre mis alforjas
hiladas para coserte
un corazón zurcido
con todos mis te amos
para que lleves presente
queridísima mujer de mis anhelos.