Raiza N. Jiménez E.

El Milagro de Milagro.-

Era muy bella esta moza y de ojos esmeralda.

La bella joven estaba siempre muy acicalada.

Parecía una ninfa con su trenza a la espalda.

A la caminata en la plaza, es muy aficionada.

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De cierto, la chica es un portento de bondad.

Linda era esa niña perdida que, pedía abrigo.

Hoy la madre en un ruego decía: Todos orad.

Tengo miedo de perderla, y oro y la bendigo.

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Dios la envió, ya que yo, no podía ser madre.

Sólo Él conoce mis angustias y mis empeños.

Era la niña perdida y me la trajo mi comadre.

Acá no habrá líos, es mejor si son pequeños.

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Comadre Ud. quieta ya hablé con el jefe civil.

Hoy, se orará el Ave María, decía a su madre.

¡Dios, dejar a la niña sola, es un acto muy vil!

Vamos a la Iglesia a consultarle esto al padre.

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Óigame Ud., esa niña dice llamarse Milagros.

Como Ud., “Ella será el milagro de Milagros”.