Rara vez te ves
en la imagen que te sueña,
por esa lucidez enfermiza
que impone la realidad
a los tatuadores de silencios,
aunque la piel les obligue a amar
voces de cristal
que palpitan
en el rosal puro
del alba,
no es casualidad
que las caricias
sean en silencio
tatuajes
de la incertidumbre,
vistos a través de la lupa fractal
de unas lágrimas conversas
en la médula del rocío,
Anhelando alcanzar
la esfera desnuda
del mirar.